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El golf se caracteriza por ser un deporte en el que ser perfecto se premia. Todo golfista desea desenvolverse con los hierros pero también en el juego en corto. Potencia, precisión, técnica de conducción, control de la presión… Son muchos los atributos que influyen en los resultados de este apasionante deporte. Pero, ¿cuál es en verdad el mejor jugador de golf?
Está claro que todos queremos tener el swing perfecto, la capacidad de esquivar cualquier obstáculo y la exactitud en el golpe que acerque la bola al punto deseado. Pero todo ello es cosa de actitud, una actitud en la cual debe ir incrustada la resiliencia, es decir, la facultad de adaptarse a cualquier situación y estado.
La técnica no se consigue en un día. Aunque nos duela, uno no puede ser un golfista excelente en sus inicios, sino que la práctica hace al maestro. Es a través de ella como un jugador logra mecanizar cada uno de los movimientos del swing que a su vez se ajustan en función del momento, punto y características del campo o la partida.
Así pues, el entrenamiento es la clave del éxito. Esta práctica consciente del golf hace que el jugador acabe desarrollando una estrategia la cual debe ser flexible y que acabará por desarrollarse al inicio de cada partida. Como ya os hemos dicho en diferentes ocasiones, son muchos los factores que determinan el juego. El propio campo, las condiciones climáticas, el terreno, la altitud sobre el nivel del mar… Todo ello lleva a que en cada situación el jugador aplique una estrategia u otra.
Por lo tanto, no solo es cuestión de práctica, sino también de inteligencia. Y es que la toma de decisiones en el campo es vital. Es esa inteligencia y esa capacidad de análisis las que tienen que perfilar la estrategia llevada a cabo por el jugador, siendo este consecuente en todo momento de los riesgos que puede conllevar un error en la partida y de las alternativas posibles que se presentan dadas las circunstancias.
Con todo ello, y aunque la perfección tiene premio, un buen golfista tiene que saber soportar la presión y confiar en si mismo. Creer en tus propias capacidades de es un factor determinante en el momento del juego. Sin confianza no hay éxito. Pero este tampoco se consigue si no hay paciencia. No solo paciencia en la partida sino también en tu recorrido como golfista.
Dicho todo esto, coge tu equipo y vete al campo a practicar. Confía en ti mismo y ten la paciencia de ir desarrollando tu técnica poco a poco. Tu estrategia será ese factor clave que te hará triunfar en el campo.